Albert Hofmann - Vida y legado de un químico humanista
El ergot o cornezuelo del centeno es un hongo del grupo de los ascomicetos, con el nombre científico de Claviceps purpurea, que crece en los granos de los cereales. El término “cornezuelo” se debe a que su forma se asemeja a la de un cuerno de color oscuro, púrpura o cercano al negro. Se emplea también “ergot”, que procede de la palabra francesa utilizada para referirse al espolón de un gallo; este nombre se le aplicó por primera vez en una región cercana a París. “El cornezuelo es el esclerocio (la forma en la que la planta pasa el invierno) del hongo Claviceps purpurea, que parasita el centeno, el trigo, la cebada y otros cereales cultivados, además de ciertas hierbas silvestres. Después de infectar al hospedador mediante esporas (llamadas técnicamente ascosporas), forma esclerocios de color púrpura que sobresalen de la vaina del grano en maduración. Los esclerocios caen a continuación al suelo, donde pasan el invierno. Con las primeras lluvias de la primavera, los esclerocios fructifican (…). No obstante, algunas veces los esclerocios se cosechan con el grano y molidos, de modo que pasan a la harina y la contaminan con alcaloides tóxicos”.
El cornezuelo ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia y aporta un ejemplo perfecto de lo que es una droga: beneficiosa o perjudicial, dependiendo del conocimiento que se tenga de la sustancia y del uso —correcto o incorrecto— que se haga de ella. Este hongo ha sido para el hombre un tóxico mortal, una droga enteogénica y un fármaco curativo. En lo relativo al primer aspecto, la existencia de cornezuelo en los cereales y la ignorancia de sus propiedades han causado a lo largo de la historia graves problemas de salud en forma de epidemias de ergotismo (tristemente famosas durante la Edad Media y los inicios de la Modernidad) que, según algunos autores, han podido influir de forma determinante en la demografía europea. En cuanto a su aspecto psiquedélico, los sacerdotes de Eleusis utilizaban una bebida extraída del ergot para obtener una droga enteogénica que distribuían en la ceremonia principal, cuyo momento cumbre era un viaje psiconáutico colectivo de miles de personas. Por último, en cuanto al aspecto terapéutico, es probable que desde la Antigüedad se conocieran las propiedades hemostáticas del cornezuelo en los partos para evitar el sangrado excesivo.
El ergot fue todo un misterio durante muchos siglos. A comienzos del siglo XX los químicos comenzaron a resolver el enigma. En la década de los cuarenta Albert Hofmann, investigando sus propiedades con el fin de obtener fármacos, creó la molécula de la LSD sin sospechar lo que había descubierto. Como suele decirse, el resto es historia, y LSD, la medicina del doctor Hofmann nos la cuenta.